Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la tierra; La generación de los rectos será bendita. Bienes y riquezas hay en su casa,Y su justicia permanece para siempre. ...No tendrá temor de malas noticias; Su corazón está firme, confiado en Jehová. Salmo 112:1-3,7
Con tantas malas noticias que leemos y escuchamos a diario, no resulta difícil volvernos desconfiados, temer de todo y perder la esperanza. Esto es lo que sucede con una gran mayoría de personas que no tienen a Dios, temen de todo, han perdido la esperanza y no piensan que puede haber un futuro mejor. Estas personas dejan de luchar, se dan por vencidos y viven una vida sin propósito.
Pero esto debe ser completamente diferente para aquellas mujeres que se han encontrado con Dios, cuando nos encontramos con el Señor, nuestra perspectiva de las cosas cambian, podemos ver el futuro con esperanza y por lo tanto desaparece el temor que nos causan las diferentes situaciones por las que atravezamos en la vida. Nunca el Señor nos prometió que no habrían dificultades, de hecho es necesario padecer por causa del Reino, lo que si nos ha prometido es que El estará con nosotros en medio de las dificultades.
La mayoría de las familias cristianas son atacadas de diferentes formas, pero la Biblia claramente nos da muchas promesas y esta de Salmo 112:1-3 y 7 es una de ella, veamos algunos aspectos poderosos que encontramos en este pasaje.
1. Hay una condición para la promesa: Temer a Jehová y cumplir sus mandamientos. Muchas veces decimos las promesas, como que Dios debe cumplirlas así por así, pero esta y todas las promesas tienen una condición, es necesario volvernos a Dios, temerle y ser obedientes a lo que el nos pide.
2. Producto de la obediencia y el temor a Dios, el Señor nos promete tener una descendencia poderosa, bendita y prosperada. Es esto lo que paso con Abraham, la misma promesa nos hace a nosotros, si le obedecemos tendremos una familia poderosa en Cristo Jesús. Debemos asirnos a las promesas que Dios nos hace, la Palabra de Dios se cumple, nuestras familias están bajo las promesas que El nos da, podemos creer lo que el mundo dice, podemos creer en sus estadísticas o podemos decidirnos a confiar en las promesas poderosas que Dios nos ha dejado, creyendo con seguridad de que Dios será fiel.
3. Tener a Dios en nuestras vidas, sin religiosidad si no en una relación permanente, nos hace vivir confiados. Cuando a diario pasamos tiempo en la presencia de Dios, resulta fácil creer que las dificultades son para nuestro bien. Es Dios quien nos hace más fuertes, seguras y pone confianza en nuestro corazón de tal manera que nada nos puede derrumbar. Necesitamos leer la Biblia y aferrarnos a ella, necesitamos par tiempo con Dios, el va a proveernos de esa fuerza que se requiere para continuar el camino.
Amadas amigas, si nos hemos encontrado con Cristo entonces podemos vivir confiadas, Dios tiene el control de cualquier situación que estemos pasando, sea lo que sea es para nuestro bien. No pretendamos ayudarle a Dios, no metamos las manos, no tomemos decisiones sin contar con el. Confiar es dejar que sea El quien actué, quizás no será en nuestro tiempo, quizás no será a nuestra manera; pero lo que Dios hace siempre es lo mejor. Pidamos al Señor por un corazón confiado, solo así podemos vivir en paz en medio de cualquier dificultad.