Me he descubierto a mí misma en diferentes ocasiones afanada por algo que no puedo resolver, preocupada por algunas situaciones y hasta con insomnio. Es una característica muy particular de las mujeres pensar más de la cuenta, y digo esto porque generalmente cuando algo nos preocupa, pensamos en eso, volvemos a pensar y seguimos dándole vueltas al asunto.
Me parece interesante la recomendación tan sencilla que el apóstol Pablo realiza ante situaciones que nos afanan y nos preocupan, su consejo no es ir donde otra persona a pedir ayuda, no se trata de acudir a un consejero o psicólogo, tampoco es de llamar al pastor. Su consejo es tan sencillo como presentar esa situación delante de Dios. Tampoco estoy diciendo que no debemos buscar consejos, pero si, que nuestro primer recurso siempre debe ser Dios, pues solo en el encontramos paz, solo El está dispuesto a llevar nuestra pesada carga. Veamos algunos asuntos interesantes en este pasaje:
- Hay una invitación a no afanarnos por nada. Se ha puesto a pensar cuantas cosas nos afanan cada día, queremos hacer en un día de 24 horas, lo que haríamos en 48 horas, esto es imposible. Pablo nos aconseja a no afanarnos por nada, ni por la casa, ni por el trabajo, ni por los hijos, ni por el esposo, por nada. Este verso se complementa con el pasaje de Mateo donde se nos dice que basta a cada día su propio afán. Esto significa que hagamos únicamente lo que es factible hacer sin caer en la tentación de ser super-mujeres que terminan agotadas, deprimidas, estresadas y tristes.
- Ante las situaciones que nos preocupan y nos afanan, el consejo de Pablo es ir donde aquel que tiene el control de todo, nosotros tenemos el control de CASI NADA, pero Dios tiene el control de TODO. Si en verdad tenemos fe, debemos depositar nuestras preocupaciones y ansiedades en Dios, El dará respuesta en su momento, el perfecto momento. Antes de consultar con el vecino, la amiga o el pastor, consulte y deje su carga a Dios.
- No solo basta con orar, hay situaciones que requieren nuestros ruegos. Rogar tiene que ver con una súplica producto de algo que nos duele. Hay situaciones en la vida que nos provocan tanto dolor, ese dolor nos lleva a presentarnos a Dios con ruego, sabiendo que nadie más puede cambiar las circunstancias si no El. Dios conoce nuestro corazón, el sabe cuando se siente adolorido, dañado, triste; podemos engañar a otros haciéndoles creer que todo está bien, pero Dios sabe que no es así, El está dispuesto a escuchar nuestros ruegos y darnos descanso.
- Producto de todo lo anterior, Dios trae paz a nuestra vida, la paz que mantiene mi corazón confiando, mi mente controlada; esa paz que me permite descansar. Esto mismo es lo que el salmista creía y proclamaba cuando señala: "en paz me acostaré y así mismo dormiré, porque solo tu Señor, me haces vivir confiado".
- No olvide dar gracias a Dios, aunque es difícil ver lo bueno, en medio de lo que aparentemente nos causa mal, de algo estoy segura, al final de las pruebas y las dificultades, somos mejores. La Biblia nos enseña que a los hijos de Dios, todas las cosas les ayudan a bien aunque no lo vemos, es por esto que nos invita a bendecir al Señor en todo tiempo. Jesús sanó 10 leprosos y únicamente uno regresó para darle gracias, seamos como ese único hombre que no olvidó dar gracias por lo que Dios ya le había dado.
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