[El Amor] Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser... (I Cor. 13:7-8a)
Sin duda una de las cosas más difíciles en el matrimonio es perdonar, y seguramente a la mujer le es más difícil, pues generalmente las mujeres somos más emotivas, retenemos más las cosas en el corazón y tenemos la tendencia a pensar y repensar las situaciones que nos han afectado.
Cuando leo la primera carta a los Corintios en el famoso pasaje del capítulo 13, me doy cuenta del tipo de amor que Dios espera que tengamos por los demás, comenzando por los que están en casa. Este amor no es fácil, es un amor que espera, que soporta, que sufre todo, que no guarda rencor, no busca lo suyo y al final nos dice que es un amor que nunca deja de ser. Sin duda, todas estas características del amor podrían traducirse como morir a uno mismo, dejar de pensar en lo que me hicieron o dejaron de hacer para pensar en el bien de la otra persona, es dejar el egoísmo y pensar en como hacer feliz al otro.
Un amor que espera: ¿A quien le gusta esperar?, generalmente preferimos que nos esperen a esperar, queremos que nuestro esposo sea paciente si vamos de compras o vamos a cualquier otro lado, pero no ser nosotras las que esperan. Queremos que la otra persona cambie aquellos aspectos de su vida que no nos gustan, pero no queremos que esos cambios sucedan en 10 años, queremos que sea ya, no estamos dispuestos a esperar. El amor que Dios desea que tengamos por nuestro esposo, es un amor que pacientemente espera, amadas hermanas y amigas, pidámosle a Dios paciencia para poder esperar.
Un amor que soporta, que sufre todo: ¿Quién quiere sufrir?, vivimos en una era de búsqueda del placer, nadie quiere sufrir y menos sufrir por causa de otro. Nos han vendido un evangelio de placer y por lo tanto pensamos que un cristiano no va a sufrir, pero la Biblia nos enseña "en el mundo tendréis aflicción, pero confiad Yo he vencido al mundo". Dios no nos promete que no vamos a sufrir, nos promete que vamos a tener su compañía y una victoria segura, pues Él ya ha vencido. El matrimonio no es fácil, hay muchas ocasiones de sufrimiento, pero en ese sufrimiento hay crecimiento, Dios moldea nuestro carácter de tal manera que seamos mujeres a través de las cuales aún los maridos inconversos puedan llegar a conocer a Dios. Se sufre cuando se pide perdón, se sufre cuando los esposos actúan con acciones que entristecen a las mujeres, sin embargo el amor que logra sucumbir a la opción del divorcio, es el amor que es capaz de soportar y sufrir.
Un amor que no guarda rencor: Las mujeres somos expertas en guardar en el baúl de los recuerdos todo aquello que nos hiere en la relación matrimonial, pronto nos sentimos incapaces de perdonar y con sentimientos de dolor, falta de perdón y rencor en el corazón. El rencor generalmente se hace acompañar de la amargura, un sentimiento que nos dificulta ver lo bueno entre lo malo. La amargura nos hace sentir pesimistas, enojadas sin razón, y nos impide olvidar el pasado. La Biblia nos aconseja acerca de este sentimiento, nos advierte que por una raíz de amargura que brote en nuestro corazón podemos llegar a perder incluso la salvación. En definitiva es necesario perdonar, pedir a Dios que nos ayude a dejar atrás todas las situaciones que nos han dañado en nuestro matrimonio y fuera de el, que nos impiden experimentar el gozo y la paz de Dios. Necesitamos ser personas amables, afables, que pueden recibir a sus esposos con una sonrisa en el rostro, mujeres que hacen que el corazón de su esposo se sienta confiado en ellas. Todas tenemos cosas que perdonar, ¿cuántas veces?, hasta setenta veces siete, es decir siempre que sea necesario. Recuerda "sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de el mana la vida.
Un amor que no deja de ser: Los matrimonios hollywoodenses se hacen al estilo del microway, donde lo que fácil se calienta, también fácil se enfría. Vivimos en una era de las cosas instantáneas, las personas quieren todo fácil sin ningún esfuerzo, y si requiere esfuerzo entonces hay un plan B que hace las cosas más fáciles. Así pasa con los que se casan hoy, usualmente antes de casarse ya tienen un plan B si las cosas no resultan como lo esperan. En general nadie quiere esforzarse ni correr una milla más. Las personas simplemente dicen que el amor se acabó por incompatibilidad de intereses y otras cosas más, pareciera que el amor es de corta duración o de corto alcance. Pero el amor que la Biblia nos anima a tener es un amor que no deja de ser, un amor que no se acaba, que se decide mantenerse a flote a pesar de las dificultades que se presentan.
Sin duda el amor no es fácil, pero como alguien lo ha dicho por allí ¿Quién podrá resistirse al amor?, amadas hermanas, es un desafío amar de la manera en que Dios espera que amemos, pero sembrar este amor en nuestra relación de pareja y en nuestra familia, seguramente nos llevará a cosechar fruto bueno y abundante. Amemos a nuestros esposos, respetémoslo y cuidémoslo; si hacemos nuestra parte, Dios hará la de El.
No hay comentarios:
Publicar un comentario