lunes, 8 de septiembre de 2014

La Importancia de la Honra

Tengo un mes de estar leyendo el libro de Ester, y entre más lo leo, mas enseñanzas obtengo y me deleito de saber que bueno es Dios, que nos enseña y nos permite enderezar lo torcido en nuestras vidas, y desafiar a otras personas a hacerlo.

El capítulo 1 del libro de Ester nos narra la importancia de honrar a la autoridad puesta por Dios, en este caso al esposo, Dios le ha puesto como autoridad en el hogar y es importante entender esto.  Leyendo este libro me he dado cuenta de que muchas mujeres han perdido sus familias por ser insensatas como la reina Vasty, quien no respetó a su marido y por causa de ello perdió su reino y su familia, veamos algunos puntos que llamaron mi atención:

1. Vasty puso a prueba la autoridad de su esposo, ella sabía que debía presentarse pero lo desafió al no hacerlo.  ¿Cuantas veces hemos puesto a prueba la autoridad de nuestro esposo?, cuando le escondemos cosas de nuestros hijos, cuando desacatamos una orden dada en relación a la crianza de los hijos o cualquier otra cosa que el establece o cuando inclusive peleamos en público por una decisión que el manifiesta.  Creo que la mayoría no estamos concientes de las graves consecuencias de poner a prueba su autoridad, Vasty lo hizo y por causa de ello perdió el lugar de honor que Dios le había dado.  Usted como esposa tiene un lugar de honor, nadie más debería ocuparlo, pero para ello debe ser conciente de cual es su papel, y cumplirlo con responsabilidad, necesitamos ser concientes de que nuestro lugar nos demanda algunos sacrificios.  Vasty no entendió esto, lo cual originó que otra persona tomara su lugar.

2. Menospreció la invitación de su esposo.  He escuchado como muchas mujeres se niegan a acompañar a sus esposos a eventos o lugares que a ellos les gusta, dejan que ellos vayan solos e incluso reniegan tener que ir, ¡grave error!.  Deje su espacio a otra persona y seguramente alguien lo va a ocupar.  El rey tenía mucho tiempo de estar solo, la reina no estaba en la fiesta y cuando el se decide a invitarla ella se niega a presentarse delante de el.  Esto es exactamente lo que hacemos cuando no vamos con ellos a un partido de futball, a una reunión de trabajo en la que se invita a la esposa, aún a una reunión con personas que no son creyentes.  Al final los hombres se acostumbran a andar solos y dejan de invitar a la esposa, finalmente se escuchan los ayes, Satanás aprovechó la oportunidad y pone otra persona en el camino.  No digo que Satanás fué el causante de que Vasty cayera, pero hoy día, hay un plan del enemigo para destruir las familias y las mujeres casi nos volvemos asistentes de el, actuando insensatamente, por no dejar nuestra comodidad.  Aún si su esposo no es cristiano y va a reuniones con gente que no conoce de Cristo, usted debe acompañarle y mantener su testimonio pero nunca negarse a una invitación.

3. No reconocer el liderazgo del esposo. ¿Quien lleva los pantalones en la casa?, es que cuando acordamos nosotros estamos tomando el papel que no nos toca, Dios puso al hombre por líder, es el quien debe ejercerlo.  Vasty también se equivocó en esto, el rey era el lider, a ella le tocaba seguirlo y no lo hizo.  Es que las mujeres nos sentimos que somos más rápidas para tomar las decisiones, que como tenemos un "sexto sentido" entonces nos toca dirigir los asuntos, nos molestamos porque ellos caminan y nosotros volamos, pero aún así con todas las justificaciones del caso, es nuestro deber dar el lugar de liderazgo que a el le corresponde.  Muchos hombres no ejercen el liderazgo porque nosotras las mujeres no se los permitimos.  Tenemos que aprender a callar y dejarlos hablar.  Las mujeres somos insensatas, nos cuesta reconocer el liderazgo de las personas que Dios pone en autoridad, sea este el esposo, el pastor, el policía, el presidente.  Irrespetar el liderazgo de la persona que Dios pone en el liderazgo trae consecuencias a nuestra vida, violamos el principio de autoridad que Dios ha delegado en las personas.

En conclusión la Reina Vasty perdió su reinado, sus privilegios, el lugar especial que se le había concedido.  De igual manera, muchas mujeres podemos perder el lugar de privilegio que Dios nos da en nuestro hogar, por insensatas y por tener poca sabiduría.

Dios desea que seamos como Ester, una mujer que entendió el principio de honra y respeto que le debía al rey, habló cuando debía hablar, cayó cuando debía callar y actuó con prudencia,  oro al Señor para que me ayude a aplicar estas verdades en mi relación con mi esposo y también en relación con otras autoridades que Dios pone en la iglesia, nuestro lugar de trabajo o en nuestra nación, estoy segura de que si obedecemos este principio Dios honrará nuestra obediencia, pues es Dios y solo El quien honra a los que le honran.

Dios les bendiga




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