lunes, 16 de diciembre de 2013

Un Corazón Confiado


Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera.  Su descendencia será poderosa en la tierra; La generación de los rectos será bendita. Bienes y riquezas hay en su casa,Y su justicia permanece para siempre. ...No tendrá temor de malas noticias; Su corazón está firme, confiado en Jehová. Salmo 112:1-3,7
 
Con tantas malas noticias que leemos y escuchamos a diario, no resulta difícil volvernos desconfiados, temer de todo y perder la esperanza.  Esto es lo que sucede con una gran mayoría de personas que no tienen a Dios, temen de todo, han perdido la esperanza y no piensan que puede haber un futuro mejor.  Estas personas dejan de luchar, se dan por vencidos y viven una vida sin propósito.
 
Pero esto debe ser completamente diferente para aquellas mujeres que se han encontrado con Dios, cuando nos encontramos con el Señor, nuestra perspectiva de las cosas cambian, podemos ver el futuro con esperanza y por lo tanto desaparece el temor que nos causan las diferentes situaciones por las que atravezamos en la vida.  Nunca el Señor nos prometió que no habrían dificultades, de hecho es necesario padecer por causa del Reino, lo que si nos ha prometido es que El estará con nosotros en medio de las dificultades.
 
La mayoría de las familias cristianas son atacadas de diferentes formas, pero la Biblia claramente nos da muchas promesas y esta de Salmo 112:1-3 y 7 es una de ella, veamos algunos aspectos poderosos que encontramos en este pasaje.
 
1.  Hay una condición para la promesa:  Temer a Jehová y cumplir sus mandamientos.  Muchas veces decimos las promesas, como que Dios debe cumplirlas así por así, pero esta y todas las promesas tienen una condición, es necesario volvernos a Dios, temerle y ser obedientes a lo que el nos pide.
 
2.  Producto de la obediencia y el temor a Dios, el Señor nos promete tener una descendencia poderosa, bendita y prosperada.  Es esto lo que paso con Abraham, la misma promesa nos hace a nosotros, si le obedecemos tendremos una familia poderosa en Cristo Jesús.  Debemos asirnos a las promesas que Dios nos hace, la Palabra de Dios se cumple, nuestras familias están bajo las promesas que El nos da, podemos creer lo que el mundo dice, podemos creer en sus estadísticas o podemos decidirnos a confiar en las promesas poderosas que Dios nos ha dejado, creyendo con seguridad de que Dios será fiel.
 
3.  Tener a Dios en nuestras vidas, sin religiosidad si no en una relación permanente, nos hace vivir confiados.  Cuando a diario pasamos tiempo en la presencia de Dios, resulta fácil creer que las dificultades son para nuestro bien.  Es  Dios quien nos hace más fuertes, seguras y pone confianza en nuestro corazón de tal manera que nada nos puede derrumbar.  Necesitamos leer la Biblia y aferrarnos a ella, necesitamos par tiempo con Dios, el va a proveernos de esa fuerza que se requiere para continuar el camino. 
 
Amadas amigas, si nos hemos encontrado con Cristo entonces podemos vivir confiadas, Dios tiene el control de cualquier situación que estemos pasando, sea lo que sea es para nuestro bien.  No pretendamos ayudarle a Dios, no metamos las manos, no tomemos decisiones sin contar con el.  Confiar es dejar que sea El quien actué, quizás no será en nuestro tiempo, quizás no será a nuestra manera; pero lo que Dios hace siempre es lo mejor.  Pidamos al Señor por un corazón confiado, solo así podemos vivir en paz en medio de cualquier dificultad.
 
 

martes, 10 de diciembre de 2013

Mírate como Dios te ve: Salvada, Redimida, Triunfadora

¿Alguna vez te has descubierto pensando que eres una perdedora o que no vales nada?, ¿Te has sentido señalada y acusada?.  Es interesante la manera que tenemos los seres humanos de ver a los demás o vernos a nosotros mismos, generalmente vemos lo que a simple vista se ve, o vemos con ojos prejuiciados sin darnos la oportunidad de conocer a las personas.

Pero Dios ve más allá de lo exterior, es por esto que escogió a David como rey de Israel, el no tenía la estatura, no tenía el porte, no tenía la experiencia, pero tenía el corazón.  Dios no nos ve como somos, nos ve como podemos llegar a ser guiados por el.  Cuando el Señor se acercó a Gedeón, aunque este era un hombre temeroso, el Señor le llamó "varón esforzado y valiente", eso era lo que Dios miraba en el, algo que ni siquiera Gedeón sabía que podía llegar a ser.

Satanás trata de que siempre tengamos una imagen distorsionada de nosotros mismos y usa a las personas de tal manera que nos sintamos rechazados, heridos, señalados, algunos llegan a tener una baja autoestima producto de esa imagen distorsionada.  Sin embargo, la Biblia nos enseña que fuimos formadas a la imagen y semejanza de Dios, no somos cualquier cosa, no somos menos ni más que nadie, no valemos por lo que otros dicen, no importa si nos señalan o nos denigran, Cristo pagó el precio por nosotros en la cruz, valemos su sangre y con ello nos ha dado salvación, nos ha redimido del pecado y nos permite disfrutar de las victorias que ya nos ha dado.

Así que a partir de ahora, no se sienta derrotada, debemos caminar con la frente en alto, creyendo al Señor y no a Satanás, somos
más que victoriosos, por medio de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. 

lunes, 9 de diciembre de 2013

¡Hay que levantarnos!

Estoy haciendo un devocional con mi esposo y me encantó un pasaje que leímos y que me ha ayudado mucho estos días, así que quise escribir acerca de este versículo, que nos muestra las muchas oportunidades que Dios nos da cada día.

La Biblia nos enseña en Proverbios 24:16 que  "el justo cae siete veces; y vuelve a levantarse, pero los impíos caerán en la desgracia".  Pensaba cuantas veces nos hemos equivocado, cuantas veces le hemos fallado a Dios, a nuestros hijos a nuestro esposo, a nuestros amigos o a nuestra familia; sin embargo, lo maravilloso es darnos cuenta de como Dios nos ayuda a levantarnos.  No importa cuantas veces caemos, pueden ser siete o veinte, pero Dios está allí con su brazo extendido para darnos una nueva oportunidad.

Creo que esta reflexión es oportuna en diferentes circunstancias, y es más oportuna para todas las que estamos casadas.  Los problemas en el matrimonio tienen dos grandes responsables, el esposo y la esposa, cada vez que surge un problema que resolvemos mal o que no podemos resolver, es como una caída, de la cual parece que no vamos a poder levantarnos nuevamente.  Sin embargo, todas aquellas que hemos sido justificadas por Cristo, podemos levantarnos, perdonar y seguir luchando para que nuestras familias hagan la diferencia en un mundo donde los matrimonios duran dos días.

Ciertamente cada día es de luchas, a veces por situaciones económicas, por diferencia de temperamentos o por otros aspectos propios del matrimonio; así que cada día debemos pedirle a Dios nuevas fuerzas para levantarnos, para caminar con gozo y volver a comenzar, olvidando lo que queda atrás.

Amadas hermanas, hay que levantarnos por nuestros hogares, vamos a orar por nuestras familias, por nuestros esposo y por nuestros hijos, Dios se puede glorificar a pesar de nuestras debilidades e imperfecciones y que mejor que comenzar a honrarlo desde nuestros hogares.