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miércoles, 22 de octubre de 2014

Hagas lo que Hagas, Hazlo con Excelencia

Nunca fue uno de mis talentos cocinar, y como no era una pasión cada vez que me tocaba cocinar lo hacía apresuradamente y por lo tanto las cosas no me salían como esperaba que quedaran.  Así nos acostumbramos a hacer muchas cosas, rápido, con prisa y mal hechas; justificándonos en que no somos buenos para ello, pero sin poner nuestro mejor esfuerzo para hacer las cosas bien.

La Escritura también tiene un consejo para esto y creo que aunque hoy escuchamos hablar de calidad total, la Biblia tenía esta propuesta desde hacía mucho tiempo, nos invita a hacer lo que nos toca con esfuerzo y empeño, es decir, hacerlo bien.

"Y todo lo que esté en tu mano hacer, hazlo con todo empeño" Ecl. 9:10a.  

¿Cuantas cosas hacemos mediocremente, cuantas cosas las hacemos solo para cumplir con el compromiso, pero mal hechas? , particularmente me fijo en el voluntariado, en como aceptamos apoyar la obra en la iglesia pero con mediocridad, hacemos bien aquello por lo que nos pagan económicamente, pero hacemos mal lo que ofrecemos voluntariamente.

Dios es un Dios de excelencia, lo muestra aún en los detalles que se describen cuando se establece el tabernáculo y la construcción del templo, a El no le gusta cualquier cosa, El espera que lo que hagamos, lo hagamos bien, sea en la iglesia, en la casa o en el trabajo.

A veces nos gusta tener nuestra casa bien arreglada, bien decorada, bien pintada y tenemos el templo de cualquier forma, no me refiero a lujos, pero un lugar que no está remachado o pensado de cualquier forma.  Igual con el servicio que prestamos, debemos estar concientes que trabajamos para el Señor, y lo poco que se nos ha puesto en las manos, necesitamos aprender a ser fieles y hacerlo bien.

¿Que sucede con el trabajo?, también allí somos llamados a hacer bien las cosas, los cristianos deberíamos esforzarnos por ser los mejores empleados, con el debido equilibrio que esto implica.

¿En la casa?, pues allí también necesitamos esforzarnos, para agradar a nuestro esposo, para que nuestros hijos recuerden el mejor lugar, su casa.  

Hoy he ampliado el menú de mi casa, me encanta preparar algunos platillos diferentes y disfruto de ordenar la mesa, decorarla y hacer que los tiempos de comida que pasamos juntos con mi familia sean placenteros para todos, no solo por el ambiente pero también porque comemos rico.

Chicas, hagamos todo lo que Dios puso en nuestras manos con empeño, disfrutemos hacerlo, cuantas cosas hace Dios a través del esfuerzo que ponemos en agradarle, la obediencia tiene frutos y buenos frutos.



jueves, 16 de octubre de 2014

Contentas con lo que Dios nos dió


Me encanta cuando Pablo nos habla de lo que hoy se conoce como la ley del contentamiento, es decir estar alegre en la abundancia y alegre en la escacez, pues la vida tiene facetas donde estamos bien económicante y otras donde hay dificultades, pero el nos señala que se debe tener contentamiento cuando se está en cualquiera de estas etapas.

Generalmente las personas en esta sociedad consumista nunca están contentas con lo que tienen, si tienen un celular, desean otro mejor; compraron una Dell, pero quieren una Apple, tienen casa, pero les gusta más la del vecino, nunca se está contento y mucho menos agradecido por lo que se tiene.

En este afán de tener más y ser mejores o procurar el mejor estado, muchos permiten que el descontento entre en sus vidas, dejan de ver las bendiciones y las bondades dadas por Dios y comienzan a querer lo que otro tiene, aspirando aún la vida de otros y se contaminan con la envidia.

También de la envidia nos habla Salomón,  señalando "Vi además que tanto el afán como el éxito en la vida despiertan envidias. Y también esto es absurdo; ¡es correr tras el viento!" Ecl. 4:4Es absurdo vivir en función del éxito o fracaso ajeno, esto es dejar de vivir y perder el gozo por causa de la vida que nos tocó vivir.

Si vemos en dirección de los más ricos o los que parecen estar mejor que nosotros, seguramente perderemos la perspectiva correcta, es decir, la conciencia de que somos bendecidos pues Dios nos permite mucho más que a la gran mayoría , además no deberíamos pretender que el éxito se centra únicamente en la riqueza o un buen puesto, quizás si entráramos a esas casas que anhelamos nos daríamos cuenta de que dentro de ellas hay más sufrimiento que alegría, enfermedad y no salud, depresión y pleito; quizás estas familias tienen el producto de una vida que lo único que hizo fué acumular riqueza.

Contrario a esto, vale la pena saber que hay muchos que han aprendido a contentarse con lo poco, esto no es conformismo, es estar seguros de que haciendo lo mejor que se puede hacer y dando lo mejor para esta vida, aún no tocó una vida de ostentisidad, pero si una vida de paz, de amor, de verdadera comunión con la familia, donde la lucha de uno es la lucha de todos.

Por otro lado, valdrá la pena ver en dirección de los que tienen menos que nosotros, los que comen una vez al día, mientras usted tiene 3 tiempos asegurados todos los días del año; afanados por comprar un celular de último modelo, mientras en algunos lugares mueren porque no tienen acceso a un centro de salud con lo mínimo.

Amigas, no permitamos que el  mal del descontento nos invada y traiga en nosotros envía y anhelo por lo que no hemos podido tener, tengamos un corazón agradecido por lo que ya Dios nos dió y dispongámonos a compartir con otros que tienen menos.  Un corazón contento y agradecido es lo que busca Dios en nosotros.